A través del tiempo, diferentes partes del cuerpo y tipos de cuerpo han sido “fetichizados”, dependiendo de las condiciones y prioridades de la civilización.
En este sentido, los traseros grandes son un indicador de aspectos bastante notables.
Se ha señalado que las mujeres de traseros grandes, no solo son más listas sino también más resistentes a enfermedades crónicas que sus contrapartes más delgadas.
El lugar donde yace la grasa en el cuerpo cambia la forma que tiene el cuerpo e reaccionar frente a ella. El Doctor Robert Kusher, del Northwestern Memorial Hospital explica que la grasa del estómago no es saludable, ya que es activa metabólicamente. Hace circular contenido y “mensajes” grasos a través del cuerpo.
En cambio, la grasa en los muslos inferiores y en las nalgas es más estable y contiene menos citoquinas, las cuales han estado implicadas en la resistencia a la insulina, la cual lleva a la diabetes. Esto también se relaciona con que si la grasa de una mujer se encuentra ubicada más en la mitad de abajo que en la de arriba, significa menos colesterol que si fuese al contrario (más grasa en la parte de arriba).
Tener un trasero prodigioso significa un exceso de ácidos grasos Omega, lo cual fortalece el desarrollo y salud neural.
Un gran trasero también favorece la producción de hormonas saludables. Las hormonas particulares fomentadas por este “almacén de grasa” regula la pérdida y ganancia de peso, enzimas anti-inflamatorias, acción vaso-protectora y atributos anti-diabéticos.
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