De acuerdo con un estudio publicado por The American Journal of Ophtalmology, revela que, por medio del llanto se liberan hormonas que se producen por estrés. Estas provocan que subas de peso.
Cuando se liberan estas hormonas, los niveles de cortisol (sustancia que segrega el cuerpo por estrés) se reduce considerablemente y por ende provoca pérdida de peso.
Si reprimes tu llanto, los niveles de cortisol se elevan y lo más probable es que tus funciones metabólicas se vuelvan más lentas y no te permita bajar de peso.
Además de favorecer la pérdida de peso, llorar libera emociones reprimidas y mejora el estado de ánimo.
¡No se vale llorar por todo!
Los investigadores aseguran que esto funciona si lloras de “verdad”, es decir, porque realmente sientes tristeza, enojo o tensión, y no porque se “tengas basuritas en el ojo” o porque “cortes cebolla”.
Así que no se vale exagerar para llorar por todo lo que te pase, sino por cosas que realmente valgan la pena.
Ya no reprimas tu llanto, ¡llorar te adelgaza!